Es evidente que la causa final de la
caída de Roma fue la invasión de distintos pueblos germanos. También es
evidente que la presión militar que ejercieron estos (y otros pueblos no
germanos como los hunos, los beréberes o los partos) aceleraron y agravaron la
decadencia romana.
Solo cuando desapareció de la escena
del mundo el Imperio
Romano de
Occidente y cuando el Oriente quedó
reducido a territorios genuinamente
griegos o completamente grecizados, con la excepción de las provincias septentrionales
de la península balcánica invadida tiempo atrás por hordas eslavas
o búlgaras, solo entonces consiguió dominar el carácter romaico o neogriego en
la política como ya imperaba en la vida privada y pudo desarrollarse hasta
concretarse en la variación bizantina que entró en la historia de la Edad
Media y
desapareció con la fundación del Imperio Turco.
En cuanto al trono imperial, pesó
como sentencia fatal e ineludible sobre el Imperio Bizantino, el no lograr en
el orden sucesorio bizantino la herramienta que prestara al nuevo monarca
reinante una legitimidad fuera de toda duda y las consecuencias de este defecto
del órgano político mas sensible en el sistema absolutista o autocrático, lo fue mas que que en cualquier otro, y se manifestó la tendencia a hacer el trono
hereditario o emperadores que con su forma de ser y sus enormes méritos
supieron granjearse tan general popularidad o una serie de dinastías que
gobernaron de forma sucesiva hasta su desaparición completa, no por una ley
fundamental sino por circunstancias fortuitas, no logrando sino neutralizar en
parte los inconvenientes y daños inherentes a la inseguridad sucesoria del
trono del Imperio Romano de Oriente.
La falta de esta idea de legitimidad
y de disposición al trono (no obstante, el pueblo y la Iglesia reconocían a la
primogenitura cierto privilegio de sucesión), no lo concebían siquiera respecto
de la representatividad del Imperio y esto hace entendible las ambiciones, las
intrigas,..etc, que según los casos, hacían actuar a los miembros de las mismas
familias principales de Bizancio, siempre que era eminente una cambio en el
trono imperial, precipitadas estas maniobras para conseguir, la diadema de perlas,
en numerosas ocasiones, por motines, revoluciones sangrientas, asesinatos..etc,
desempeñando el papel principal, ministros, eunucos,.etc cuya influencia fue en
aumento y aumento también con el transcurrir de los tiempos, la frecuencia con
que sucedían estos siniestros hechos ya de forma aterradora y cuando
desaparecía de esta manera violenta y lúgubre alguna dinastía, los usurpadores
temerarios ceñían, uno tras otro, la ambicionada diadema de perlas o miembros
de su familia, por efecto de una especie de legitimidad tácita, aunque siempre
transitoria.
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